15 de septiembre de 1842: Fusilamiento del General Francisco Morazán
Pocos personajes históricos están tan relacionados con la Historia de Centroamérica como José Francisco Morazán. Relatar su vida es contar la corta existencia política del Estado Federal Centroamericano. Su nacimiento, auge y caída coinciden con la gloria y derrota de Morazán, quien terminó siendo asesinado en San José de Costa Rica, el mismo día en que se celebraba la independencia de las cinco naciones centroamericanas. En este dia de septiembre, conmemoramos la memoria de uno de los personajes más importantes en la historia de Centroamérica, que hasta el día de hoy, es símbolo de la tan anhelada Unión de la Nación Centroamericana.
El 11 de Septiembre de 1842 en San José, Costa Rica, se levantó un grupo popular de 400 hombres en contra del gobierno de Francisco Morazán y atacaron su guardia compuesta de 40 Salvadoreños.
Aunque Francisco Morazán y sus hombres lograron contrarrestar el ataque por 88 horas, al darse cuenta que la lucha no les favorecía y que estaban rodeados, con la ayuda del General José Trinidad Cabañas hicieron su retirada y se dirigieron a Cartago, Costa Rica. Al ver que la insurrección había llegado hasta allá, Francisco Morazán pidió ayuda a Pedro Mayorga, a quién consideraba su amigo, sin embargo éste lo traicionó y ayudó para que lo capturaron.
Francisco Morazán fue capturado junto al General Vicente Villaseñor, José Miguel Saravia y su hijo Francisco Morazán Moncada. Al ser capturados Villaseñor y Saravia intentaron suicidarse, el intento de Villaseñor con un puñal falló, en cambio Saravia murió esa misma tarde luego de envenenarse.
Morazán y Villaseñor fueron condenados a muerte, a Morazán le concedieron únicamente 3 horas para que redactara su testamento. El testamento de Francisco Morazán fue escrito por su hijo Francisco Morazán Moncada de 15 años de edad a quién Morazán se lo dictó poco antes de morir.
El 15 de Septiembre de 1842, alrededor de las 5:00 de la tarde Morazán y Villaseñor fueron trasladados al pabellón de fusilamiento, en la plaza central de Cártago. Los restos mortales de Francisco Morazán fueron enviados a El Salvador en 1848, según fue su último deseo.
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