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Foto del escritorYasmine Zelaya

¡Feliz cumple, Maradona!




Diego Armando Maradona cumple este viernes 60 años. Lo hará en su residencia de La Plata, cerca del campo de entrenamiento de Gimnasia y Esgrima, el equipo que le mantiene como primer entrenador y que incluso le renovó hace escasas fechas hasta diciembre de 2021.


Lamentablemente, El Pelusa, como se le conocía en España en sus años del Barça, no tendrá el día deseado. Su sueño, realmente, era juntar en su nuevo domicilio platense a sus cinco hijos reconocidos: Dalma, Gianinna, Diego Junior, Jana y Diego Fernando. Pero no será posible. La alarmante situación del COVID, que afecta, y mucho, a Argentina, le ha sesgado este sueño. Para más inri, una de las personas que se encarga de su seguridad, tuvo síntomas del virus hace unos días y, por ser persona de alto riesgo, Diego está aislado hace días y no mantiene mucho contacto con el exterior.


En 1968 Francis Cornejo, entrenador de un equipo de jóvenes afiliado a Argentinos Junior tuvo que viajar a Villa Fiorito para revisar la edad del chico.


"Es minúsculo, no puede ser que tenga ocho años", fue su reacción cuando le vio jugar en una prueba.


La mamá, Dalma Salvadora Franco, confirmó su edad enseñándole la certificación de nacimiento.


Francis acababa de realizar el equivalente futbolístico de encontrar un yacimiento de petróleo. Había hallado una gema para ponerle la guinda a su equipo.


En su juventud, el papá de Maradona pilotaba un ferry que trasladaba ganado de pueblo en pueblo y luego pasó a trabajar en una fábrica de químicos, donde apenas ganaba lo suficiente para llegar a fin de mes con su gran familia en el barrio de chabolas donde vivían.




El éxito de su hijo, el quinto de ocho, significaba que, además de convertirse en "el rey de los asados", jamás tendría que volver a trabajar.


Cuando Diego tenía 15 años ya se había convertido en el líder la familia y pidió a su padre que permaneciera a su lado.


Desde pronto Diego aprendió que el liderazgo era un paso natural hacia adelante y que no importaba la edad cuando había un vacío que llenar.


"Una vez fuimos a jugar a Brasil...", recuerda un excompañero de equipo, Ruben Favret, quien como el resto de la plantilla jugaba amistosos entre semana para aprovecharse del tirón de Maradona.


"Era la época de la televisión a color y todos queríamos comprar una y traerla a casa. Lo que pasa es que no se nos había pagado. Diego, con 18 años, se plantó y le dijo a Consoli (presidente de Argentinos Junior) que si no nos pagaban no jugaría".


Repercusión mediática


A esto le siguió un traspaso enrevesado a Boca Juniors que el propio Maradona orquestó. Le había revelado a un amigo periodista que las conversaciones para ficharlo estaban avanzadas.


Fue entonces cuando se desató el primer traspaso mediático en la historia, protagonizado por un todavía inmaduro jugador de 20 años.


El acuerdo se volvió surrealista. Lo que comenzó como un traspaso directo por US$10 millones terminó terminó siendo un préstamo a última hora involucrando a otros seis jugadores de Boca, dinero en efectivo y otros cheques sospechosos.


Y es que nada era simple y directo cuando se trataba de Maradona.


Maradona inmortal




Al año siguiente se fue al Barcelona, pero este club nunca vio lo mejor de él.

De los dos años que pasó allí, estuvo la mitad de tiempo sancionado o lesionado. Sufrió una grave lesión de tobillo después de una durísima entrada de Andoni Goicoechea del Athletic Club.


Después de eso, Maradona fue el principal protagonista de una pelea masiva durante la final de la Copa del Rey. El incidente le costó una sanción de cinco meses sin jugar en competiciones domésticas.


De hecho, estuvo cerca de la bancarrota, por lo que se hacía necesario un traspaso con nuevos incentivos financieros. En lo personal, nunca se adaptó a la vida en Cataluña, donde se sentía como un extranjero.


Dos meses después firmó por el Napoli italiano, donde disfrutaría de su período más exitoso y a la vez más castigador.


Maradona se había trasladado a un entorno ruidoso, abarrotado y caldeado donde la organización criminal italiana, la Camorra, estuvo involucrada desde el comienzo.


En sus años en Nápoles Maradona pasó de ser el niño de Villa Fiorito a convertirse en la marca. Se enamoró de lo que representaba y asumió la gloria y el elogio siendo a la vez consciente de cuan asfixiante era


La cocaína se volvió su nueva realidad, un lugar de entusiasmo extremo en el que nunca había estado. Esta droga le aliviaba de la presión de tener que demostrar siempre que era el mejor jugador del mundo.


Y en medio llegó el momento en que su estatus trascendió y se convirtió en mucho más que un futbolista.


¿Qué tan diferente habría sido todo si Argentina no hubiese derrotado a Inglaterra con "la mano de Dios" en el Mundial de México en 1986, la "venganza" tras cuatro años desde la derrota en la Guerra de las Malvinas?


Maradona hoy


De hecho, es difícil averiguar lo que queda de ese niño hoy en día. Ahora es entrenador de Gimnasia de la Plata, un club argentino de Primera División, y jamás ha podido abandonar la gran escena.


Su vida tras el retiro como futbolista es, cuanto menos, compleja.

Se sabe que tiene al menos 11 hijos, y que su relación con su exesposa, Claudia Villafane, acabó en tribunales, de la misma forma que con su agente y amigo cercano Guillermo Coppola.


Ha entrenado a varios clubes. Le adoran en Sinaloa, equipo mexicano que entrenó entre 2018 y 2019.





Como seleccionador nacional de Argentina, fracasó entre 2008 y 2010. Maradona nunca ha estado de cerca de llegar tan alto como entrenador como lo hizo de futbolista.


Diego afirma que dejó de consumir cocaína hace tres años, pero su medicación le deja en estado de sedación.


Eso, su peso excesivo por su gusto por la buena vida y las numerosas operaciones de cuando a los jugadores ni se les protegía o respetaba, explican sus dificultades físicas.


Maradona admite que no se arrepiente de sus acciones; siempre entendió que la vida se vive al completo.


Por eso es que, ahora con 60 años y un cúmulo de experiencias de alguien mucho más viejo, puede considerarse afortunado por estar vivo. Y celebrará cada día que lo está.


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