Mujer y negra, el revolucionario relevo del agente 007
Mujer y negra es el “muy revolucionario” perfil del reemplazo del agente 007, en definición de la actriz londinense encargada de hacer trizas el molde del personaje creado por Ian Fleming. Lashana Lynch, de 32 años, es la inédita heredera del título reservado a James Bond en la nueva película de la saga y, si bien no está claro que vaya a recaer en ella el rol protagonista en futuras entregas, considera todo un éxito ese primer paso que “nos está alejando de la masculinidad tóxica”.
Así de reivindicativa se ha mostrado la intérprete a la hora de confirmar –en una entrevista con la revista Harper´s Bazaar– que su personaje en la cinta Sin tiempo para morir será el de una agente de los servicios secretos británicos que adopta el código 007 tras el exilio de Bond. Una elección rompedora para unos o fuera de lugar en opinión de quienes subrayan la masculinidad del personaje de las novelas de Fleming. Una minoría muy sonora inundó los foros en Internet de comentarios agresivos en cuanto se desataron los primeros rumores el pasado abril sobre la elección de Lynch como la flamante espía con licencia para matar. “Cualquier otra mujer negra habría sufrido los mismos ataques y el mismo abuso”, ha sido la resignada respuesta de la actriz, que decidió borrar sus aplicaciones en las redes durante una semana hasta que se calmaran las aguas.
Nacida en el barrio londinense de Hammersmith e hija de inmigrantes jamaicanos, esta actriz y cantante –lo suyo es el jazz y el soul– que también hace sus pinitos como dramaturga ha protagonizado en pocos años el gran salto a Hollywood. Desde su debut cinematográfico en 2012 interpretando a una corredora olímpica (Fast girls), la intérprete fue prodigándose en series televisivas de ambos lados del Atlántico hasta recalar en el Universo Marvel como heroína de acción. Y desde un enfoque actualizado a estos tiempos porque su personaje de piloto de cazas en la película Capitana Marvel, estrenada el año pasado, debe combinar peligrosas misiones con las labores de responsable madre soltera.
Lynch ha admitido que estuvo a punto de perder la oportunidad estelar que le brinda Sin tiempo para morir a causa de sus propios recelos ante la franquicia Bond, donde el grueso de las féminas suele aparecer como objeto del deseo del espía. Temía que su personaje “se perdiera detrás del de un hombre” hasta que los productores le convencieron de que el guion buscaba una cierta impronta feminista. La agente del MI6 a la que da vida, Nomi, asume el rol de 007 hasta que el regreso a escena de su antecesor para combatir al último villano le aboca a una relación de competitividad con el veterano espía. Bond sigue siendo el mismo mujeriego de siempre, pero ella no le devuelve el interés más allá del estricto trabajo.
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