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Foto del escritorSuyapa Barrientos

PIB de la región sería 16% más alto, si la participación de las mujeres alcanzará la de los hombres

Revertir las desigualdades de género puede incrementar el desarrollo económico y reducir la pobreza en América Latina y el Caribe (ALC), ya que la diversidad de género en el liderazgo de las empresas de la región puede mejorar los resultados de los negocios, así como contribuir al desempeño y valor de las organizaciones si se abren más espacios a las mujeres en cargos gerenciales.


En esa medida, si la participación económica de las mujeres alcanzara el nivel de los hombres en la región, se estima que el Producto Interno Bruto (PIB) de ALC sería un 16% más alto, destacó César Falconi, representante del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para El Salvador.


El efecto del crecimiento de los ingresos de las mujeres entre 2000 y 2010, contribuyó a una reducción del 30% de la pobreza extrema en la región, dijo Falconi, al visualizar que el impulso que las mujeres puede darle a las economías de nuestros países puede ser aún mayor si se reducen las brechas de género.


En este terreno aún hay mucho camino por aplanar, dijo Falconi, ya que la presencia de las mujeres en posiciones de gestión de empresas privadas sigue siendo bastante escasa, porque apenas ocupan el 8.5% de los directorios y solo un 4.2% de ellas se convierten en directoras ejecutivas (CEO) de las empresas que cotizan en la bolsa. Mientras, en el sector público, representan en promedio 50% de los funcionarios, en las municipalidades llegan al 12% de representación y en tribunales superiores o cortes supremas llegan al 27% y el 29%, como concejalas electas, juezas o magistradas, respectivamente, ejemplificó.


Falconi informó que desde el BID Lab, el laboratorio de innovación del Grupo BID, se han implementado proyectos y programas de financiamiento, conocimiento y conexiones para catalizar innovación para la inclusión en América Latina y el Caribe. En Centroamérica, dijo, BID Lab ha respaldado el desarrollo del modelo de Empresarialidad Femenina, que arrancó en El Salvador, para luego ser transferido e instalado en los países de la región del Sistema de Integración Centroamericano (SICA), con el apoyo del Centro Regional de promoción de la MIPYME (CENPROMYPE).



Adicionalmente, desde 2019, el Grupo BID (BID, BID Invest y BID Lab) ejecuta el proyecto WEforLAC Emprendimiento de mujeres para América Latina y el Caribe, cuyo objetivo es promover el crecimiento de las Pequeñas y Medianas Empresas (PYME) de propiedad o lideradas por mujeres. Mediante los mismos, desarrolla proyectos y programas catalizadores que transforman el entorno desafiante de las emprendedoras en ecosistemas empresariales que ayudan a las emprendedoras a desarrollar sus PYME.

A través de estos programas y proyectos, dijo Falconi, “se están generando datos importantes para llenar las brechas de conocimiento y promoviendo políticas públicas inteligentes e iniciativas del sector privado”.


La iniciativa WEforLAC Emprendimiento de mujeres para América Latina y el Caribe consta de cuatro pilares: (i) acceso a financiamiento (ii) acceso a mercados, (iii) acceso a habilidades y (iv) fortalecimiento de un entorno favorable para las empresarias. El proyecto beneficia a la región centroamericana.




Efectos negativos de la pandemia en la empresarialidad femenina

Con los efectos negativos ocasionados por la pandemia en las economías de la región, nuevamente la vulnerabilidad de las condiciones de las mujeres en general y de las emprendedoras se puso de manifiesto. Según Falconi, algunas de las razones por las que el impacto de las crisis es mayor en las mujeres, de acuerdo con datos de ONU Mujeres, son que:

  • Las mujeres suelen ganar salarios más bajos.

  • Las mujeres tienen menos ahorros.

  • La economía informal concentra un número muchísimo más alto de mujeres.

  • Las mujeres tienen menos acceso a la protección social, entre otros.

A juicio de Falconi, es importante trabajar en la transformación digital de las empresas lideradas o en propiedad de mujeres, disminuyendo las brechas de género en habilidades digitales y facilitando a las empresarias la asistencia técnica y el financiamiento para lograrlo. “Apoyar esta transformación, permitirá a las empresas adaptarse al contexto de COVID-19, operar de una forma más eficiente y acceder más fácilmente a oportunidades de mercado”, reiteró.


Citando el estudio lanzado por el BID, “El futuro del trabajo en América Latina y el Caribe”, Falconi recordó que la población con acceso a internet en ALC se sitúa en el 60%, por encima de regiones como Asia-Pacífico, África y Oriente Medio. Sin embargo, la mayoría accede mediante dispositivos móviles, lo que limita el tipo de actividades que puede llevarse a cabo.


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