Vladimir Putin se sumergió en agua helada frente a una enorme cruz en un ritual religioso
El presidente ruso Vladimir Putin se sumergió este martes cerca de Moscú en agua helada a una temperatura de -20ºC, cumpliendo una tradición ortodoxa para celebrar la Epifanía y el bautismo de Cristo.
Las imágenes fueron difundidas por el Kremlin y se suman a otras que cada tanto difunde el gobierno ruso del presidente en torso o haciendo actidades deportivas, para transmitir una imagen de hombre fuerte y viril.
Tras quitarse un grueso abrigo y las botas, el jefe del Kremlin, de 68 años, con un traje de baño azul, entró en una piscina frente a una gran cruz translúcida, aparentemente tallada en el hielo y rodeada de nieve.
Este año la celebración de la Epifanía en Rusia estuvo marcada por la pandemia, con múltiples llamamientos a prescindir de los baños con agua helada, y en algunas regiones, como Tomsk, Yakutia, Omsk, Magadán, Kamchatka y la región de Jabárovsk se impusieron prohibiciones o restricciones parciales.
Los popes bendijeron desde la madrugada con crucifijos de plata miles de pozas, estanques, ríos e incluso claros en el mar para que los rusos pudieran cumplir con su sagrada costumbre de la Epifanía.
Los fieles deben descender por una escalera de madera para evitar los resbalones y sumergirse tres veces en el agua, al tiempo que se persignan, piden a Dios que expíe sus pecados y rezan por su propia alma y la de sus seres queridos.
Además de los fieles ortodoxos, en las zambullidas participan amantes del riesgo y los “morzhí” (morsas), grupos de aficionados a los baños a la intemperie en invierno, que creen firmemente en que esa actividad extrema alivia y previene los catarros, enfermedades coronarias, infartos y derrames cerebrales.
A su vez, millones de rusos acuden hoy a las iglesias para recoger en botellas y bidones el agua bendecida por los popes, en la jornada en la que se rememora el bautismo de Jesucristo por San Juan Bautista en el río Jordán.
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